Este domingo, los españoles se despertarán con una hora menos de sueño. A las 2:00 de la madrugada, los relojes se adelantarán a las 3:00, marcando el inicio del horario de verano. Este ajuste, que durará hasta el 27 de octubre, tiene como objetivo aprovechar mejor las horas de luz y ahorrar energía.
Sin embargo, la opinión pública parece estar dividida sobre la utilidad de este cambio. Según una encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en 2023, dos de cada tres españoles preferirían eliminar los cambios de horario de invierno y verano. Esta tendencia se refleja también en una encuesta de la Comisión Europea de 2018, en la que el 84% de los encuestados se mostró a favor de no ajustar los relojes dos veces al año.
A pesar de estas preferencias, el Boletín Oficial del Estado ya ha publicado las fechas de los próximos reajustes horarios hasta el año 2026, en línea con el Real Decreto 236/2002.
La encuesta del CIS también reveló que el 66% de los españoles preferiría mantener el horario de verano, cuando anochece más tarde. Solo el 24% optaba por el horario de invierno, mientras que al resto de la población le resultaba indiferente.
Por otro lado, diversos expertos en salud abogan por mantener el horario invernal durante todo el año para evitar trastornos y alteraciones de los biorritmos. También sugieren que España debería tener el huso horario correspondiente a su posición geográfica, es decir, una hora menos, al igual que Portugal o Reino Unido.
En cuanto a los hábitos de los ciudadanos, más del 70% se levanta antes de las 8:00 de la mañana en días laborables, y más del 41% trabaja en horario partido.
El ahorro de energía y el ajuste de la jornada laboral a las horas de luz del día fueron las razones que promovieron el doble cambio horario estacional en 1974. Sin embargo, el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) ha señalado que no existen informes actualizados que permitan asegurar que el cambio de hora conlleva ahorros energéticos.
En un mundo donde las jornadas laborales son cada vez más flexibles y el teletrabajo se ha vuelto común, las rutinas de los ciudadanos ya no coinciden tanto como antes en el mismo espacio-tiempo. ¿Es hora de reconsiderar la utilidad de los cambios de horario? La decisión está en manos de los gobiernos de los Estados miembros, pero por ahora, el reloj sigue corriendo.